Evo Morales queda excluido de las elecciones presidenciales en Bolivia
La justicia bloquea también la inscripción como candidato de Andrónico Rodríguez, figura de la izquierda

Las impugnaciones judiciales impidieron la inscripción en las elecciones bolivianas del expresidente Evo Morales y del presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, las dos figuras de izquierda con más apoyo en las encuestas. La situación de Rodríguez está pendiente de la consideración del Tribunal Electoral; la de Morales es definitiva. El partido con el que intentó inscribirse el expresidente ya había perdido su personería jurídica, así que las autoridades electorales ni siquiera dejaron que sus delegados entraran a la oficina en la que recibían las listas de candidatos.
Los evistas denunciaron “discriminación contra el pueblo”. Morales había declarado poco antes de este fracaso: “Nos están llevando a la rebelión”. Había advertido también que si no hay vías democráticas los campesinos podían volcarse a la lucha armada. “No quisiéramos, por favor, pero a eso nos están llevando”, matizaba. Sus incondicionales, los campesinos cocaleros, anunciaron que comenzarán a bloquear caminos desde este martes hasta lograr la inscripción de su líder.
Por su parte, los seguidores de Andrónico Rodríguez, quien rompió con Morales cuando anunció su propia candidatura, han planteado lo mismo: “levantamiento” si el Tribunal Electoral no da luz verde a su participación en las elecciones. “Alertamos a todas nuestras organizaciones sociales”, puso Rodríguez en sus redes en referencia a los tribunales, “que están jugando con fuego porque sus acciones ilegales evidencian una clara subordinación a presiones políticas”.
Para participar en las elecciones, Rodríguez se había “prestado” la sigla del Movimiento Tercer Sistema (MTS), partido al que nunca perteneció. Cuando estaba presentando sus listas, dos jueces ordinarios ordenaron al Tribunal Electoral que no diera paso a la inscripción del MST por incumplimientos a la ley electoral. Según los voceros de esta organización, la “mano negra” del Gobierno está detrás de estas impugnaciones con el objetivo de favorecer al candidato oficialista, que, según ellos, busca ser la única opción de izquierda tras quedarse con las siglas del Movimiento al Socialismo (MAS), fundado por Evo Morales.

Los magistrados de los principales tribunales del país habían prometido que estas interferencias en el trabajo electoral no volvería a ocurrir, a diferencia de lo sucedido en los procesos del pasado. Pero su promesa no se cumplió. “Algunas instancias y operadores del Poder Judicial se han convertido en un supra poder que está vulnerando la autonomía de las autoridades electorales y de esa manera está afectando derechos políticos básicos como el poder elegir y ser elegido, solo para satisfacer intereses políticos particulares”, opina el analista electoral Armando Ortuño.
Uno de los del Tribunal Electoral, Francisco Vargas, publicó en X que “se está poniendo en riesgo el sistema democrático mediante la aplicación de acciones legales que pretenden afectar el normal desarrollo de las elecciones, pretendiendo subordinar las competencias y decisiones del Tribunal Electoral”, escribió.
Evo Morales designó a una candidata vicepresidencial, la exministra Wilma Alanoca, en un gesto que se ha calificado de “testimonial”, porque no contaba con un partido con personería jurídica para inscribirse. Otro impedimento que pesa contra él es una sentencia del Tribunal Constitucional que ha limitado la reelección presidencial. Según este fallo, la reelección solo puede ser una vez, continua o discontinua, y la gestión de un presidente o un vicepresidente no puede superar los diez años. Morales ya ha sido presidente tres veces y ha gobernado casi 14 años continuos.
En la izquierda sí se inscribieron el exministro de Gobierno (Seguridad) Eduardo del Castillo y la alcaldesa de El Alto, Eva Copa. El presidente, Luis Arce, irá por un asiento en el Senado. Junto a Morales y Rodríguez, todos ellos pertenecieron en algún momento al Movimiento al Socialismo (MAS), partido que acaudilló la llamada Revolución Democrática y Cultural entre 2006 y 2020. El partido se fracturó en varios pedazos por luchas internas durante la gestión de Arce.
Hoy el MAS ya no es la nave de Evo Morales, su fundador y líder histórico, sino la de Del Castillo, que representa al oficialismo tras la renuncia a la candidatura de Arce por su baja popularidad. El presidente lo acompañó a entregar sus listas casi a la medianoche del lunes. Copa, quien también fue arcista, tiene un partido propio denominado Morena y su inscripción está asegurada.
Morales se asombró de que el nuevo candidato del MAS pudiera ser “un agente de la CIA” estadounidense que, según él, mandó a matarlo en octubre de 2024 cuando la Policía disparó contra los automóviles en los que viajaba. En ese momento, los policías querían capturar al exmandatario para que se presentara en el juicio por el delito de estupro con una adolescente de 15 años, con la que supuestamente tuvo una hija en 2016, cuando él tenía 57 años y era presidente del país. Morales ha eludido su captura hasta ahora.
En la ribera opuesta, los tres principales frentes de la derecha, que postulan al empresario Samuel Doria Medina, al expresidente Jorge Quiroga y al alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, no tuvieron problemas para entrar al proceso electoral. También serán de la partida Rodrigo Paz, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora; Johnny Fernández, alcalde de Santa Cruz; Paulo Folster, dirigente de fútbol y Jaime Dunn, corredor de bolsa. En total, nueve candidaturas si Rodríguez sigue fuera. Según el analista Ortuño, serán las elecciones más fragmentadas y probablemente más conflictivas de la democracia boliviana en este siglo.
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