Pepa Bueno y Martin Baron analizan el papel fiscalizador del periodismo frente a los autoritarismos, las mentiras y el ruido de las redes sociales
La directora de EL PAÍS y el exdirector ejecutivo de ‘The Washington Post’ conversan en el marco del Festival Centroamérica Cuenta sobre cómo navegar entre bulos e información desbocada

La directora de EL PAÍS, Pepa Bueno, y el exdirector del diario estadounidense The Washington Post Martin Baron analizaron la mañana de este miércoles el rol del periodismo frente a un poder que impulsa las mentiras y cómo los medios deben navegar en un contexto de polarización y ruido constante de las redes sociales. “Se ha roto el consenso sobre la realidad, la polarización intenta recluirnos en burbujas de conformidad ideológica que solo ite nuestras creencias. La mentira ha conseguido que la democracia no pueda hacer su trabajo. El trabajo de los periodistas debe ser entender cómo romper esas burbujas”, ha recomendado Bueno.
La conversación entre ambos periodistas se realizó en el campus de la Universidad Rafael Landívar, de Ciudad de Guatemala, en el marco del Festival Centroamérica Cuenta, que dirige el escritor y premio Cervantes Sergio Ramírez, con la participación de los editores de Plaza Pública, una publicación cuya Redacción trabaja en un contexto periodístico más que complejo. Las autoridades judiciales guatemaltecas amedrentan y persiguen a los reporteros, como ha sido el caso del periodista José Rubén Zamora, encarcelado y cuyo medio, elPeriódico, se vio forzado a cerrar. “El primer paso de los autócratas es reprimir a la prensa, porque si pueden reprimir a la prensa pueden hacerlo con todos los ciudadanos”, recordó Baron. “A los periodistas no se le puede exigir sacrificios, pero sabemos que este es un ejercicio de valentía y enfrentar al poder tiene riesgos”, dijo Bueno.
La mano dura de las autocracias se impone además en una sociedad polarizada y con líderes que ahondan en esa polarización difundiendo mentiras, por lo que ambos periodistas resaltaron la importancia que tiene el trabajo de los reporteros en la era de la información desbocada. “La diferencia del presente es la capacidad de ampliación de la mentira. Uno de nuestros deberemos no es solo hacer el ejercicio exigente de verificación constante de los hechos, sino explicar cómo hacemos nuestro trabajo. Es fundamental abrir un diálogo horizontal con los lectores, que conozcan cómo tomamos nuestras decisiones editoriales, porque es imprescindible contar como hacemos nuestro trabajo, dar a conocer el método del acercamiento a la realidad y como llegamos a estas conclusiones y las convertimos en noticia”, explicó Bueno. Puso por ejemplo ejercicios como las cartas de los lectores, el papel de la defensora del lector o el hecho de abrir la forma en cómo EL PAÍS ha realizado encuestas de opinión pública para que la gente pueda analizar toda la información.

Baron, que dijo que dejó las redes sociales porque las considera un “pozo negro“, explicó que estas son una ”espada de doble filo” para el periodismo, porque por un lado, permiten difundir la información, pero también puede llevar a los reporteros a expresar sus opiniones. Puso como ejemplo un llamado de atención a los reporteros del Washington Post, porque sus posicionamientos políticos en redes dañaron la imagen del diario, pero también el trabajo de sus colegas, porque algunos políticos a quienes consultaban dejaron de contestarles las llamadas. El nuevo reglamento no gustó, pero Baron ha dicho que siempre es necesario para evitar comentarios impulsivos. “Debe haber una política de precaución y contención en las redes sociales“, dijo.
Con las redes, agregó Bueno, la mentira se exhibe y se multiplica “y lo más peligroso es que hay una parte importante de la ciudadanía que cree esas mentiras”. Por eso, dijo, el trabajo de los reporteros es desenmascararlas y recomendó “huir de las burbujas de confort ideológico”. Para la directora de EL PAÍS lo importante en tiempos de paralización es demostrar respeto por la pluralidad de las sociedades, escuchar las opiniones contrarias y entender cómo piensan las personas más allá de las redes. Puso como ejemplo de cierto aislamiento de los periodistas el hecho de la sorpresa que muchos se llevaron cuando triunfó el Brexit en el Reino Unido, el no al proceso de paz en Colombia o el primer triunfo de Donald Trump, a pesar del trabajo de los medios de verificar su historia. “Dónde estábamos mirando los periodistas para que las corrientes profundas de la sociedad nos sorprendan cuando se abren las urnas. Necesitamos formación para hacer uso inteligente de redes sociales para encontrar pistas de por dónde penetrar en la sociedad real, para buscar el hecho y contrastarlo“, recomendó.
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