window.arcIdentityApiOrigin = "https://publicapi.elpais.diariodetocantins.com";window.arcSalesApiOrigin = "https://publicapi.elpais.diariodetocantins.com";window.arcUrl = "/subscriptions";if (false || window.location.pathname.indexOf('/pf/') === 0) { window.arcUrl = "/pf" + window.arcUrl + "?_website=el-pais"; }‘El último artefacto socialista’: una sátira vibrante y poderosa | Babelia | EL PAÍSp{margin:0 0 2rem var(--grid-8-1-column-content-gap)}}@media (min-width: 1310px){.x-f .x_w,.tpl-noads .x .x_w{padding-left:3.4375rem;padding-right:3.4375rem}}@media (min-width: 1439px){.a .a_e-o .a_e_m .a_e_m .a_m_w,.a .a_e-r .a_e_m .a_e_m .a_m_w{margin:0 auto}}@media (max-width: 575.98px){.z-hi .b-m .c-m .c_tx{padding:17px 30px 40px}.z-hi .b-m .c-m .c_tx .c_t{font-size:2rem;line-height:2.125rem;letter-spacing:-.08px}._g-xs-none{display:block}.cg_f time .x_e_s:last-child{display:none}.scr-hdr__team.is-local .scr-hdr__team__wr{align-items:flex-start}.scr-hdr__team.is-visitor .scr-hdr__team__wr{align-items:flex-end}.scr-hdr__scr.is-ingame .scr-hdr__info:before{content:"";display:block;width:.75rem;height:.3125rem;background:#111;position:absolute;top:30px}}@media (max-width: 767.98px){.btn-xs{padding:.125rem .5rem .0625rem}.x .btn-u{border-radius:100%;width:2rem;height:2rem}.x-nf.x-p .ep_l{grid-column:2/4}.x-nf.x-p .x_u{grid-column:4/5}.tpl-h-el-pais .btn-xpr{display:inline-flex}.tpl-h-el-pais .btn-xpr+a{display:none}.tpl-h-el-pais .x-nf.x-p .x_ep{display:flex}.tpl-h-el-pais .x-nf.x-p .x_u .btn-2{display:inline-flex}.tpl-ad-bd{margin-left:.625rem;margin-right:.625rem}.tpl-ad-bd .ad-nstd-bd{height:3.125rem;background:#fff}.tpl-ad-bd ._g-o{padding-left:.625rem;padding-right:.625rem}.a_k_tp_b{position:relative}.a_k_tp_b:hover:before{background-color:#fff;content:"\a0";display:block;height:1.0625rem;position:absolute;top:1.375rem;transform:rotate(128deg) skew(-15deg);width:.9375rem;box-shadow:-2px 2px 2px #00000017;border-radius:.125rem;z-index:10}} Ir al contenido
_
_
_
_
crítica literaria
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘El último artefacto socialista’: una sátira vibrante y poderosa

El croata Robert Perišić escribe con inteligente acidez una novela sobre el mundo poscomunista y sus paradojas

Fotograma de la serie 'El último artefacto socialista'. FILMIN
Daniel Gascón

El último artefacto socialista, del croata Robert Perišić, es una sátira brillante, enérgica y compasiva del mundo poscomunista; ha inspirado una serie de televisión disponible en Filmin. Muestra con inteligente acidez las paradojas del fin del socialismo yugoslavo y de la llegada del capitalismo, el trauma de la desintegración y la guerra. Lo peor del comunismo es lo que viene después, decía Adam Michnik, y la frase podría servir de epígrafe a la novela (aunque Perišić escoge unos versos de Leonard Cohen).

Dos pícaros, uno más cínico, Oleg, y otro, Nikola, algo más ingenuo, reviven una vieja fábrica en una ciudad perdida de la desaparecida Yugoslavia, unos años después del fin de la guerra de los Balcanes. Prometen a los trabajadores la posibilidad de la “autogestión”. No les cuentan que solo piensan hacer dos turbinas que venderán a un dictador convertido en enemigo de Occidente, para luego esfumarse sin dejar rastro. Sobotka, un ingeniero que lideró las huelgas en los años finales del régimen comunista y que lleva años un tanto perdido (su esposa e hijas se marcharon del país durante la contienda y no han vuelto), encuentra una inesperada sensación de propósito. Lo acompaña un joven que participó en la guerra como adolescente y que quizá salvó el pellejo (y se libró de cometer atrocidades) porque una vez, al pasar por casa, su madre lo encerró. Nikola, uno de los pícaros, conoce a la inteligente Šeila, que dejó los estudios de microbiología y se enamoró de un estadounidense que andaba por allí predicando las bondades de la liberalización económica y las privatizaciones, tratando de beneficiarse de sus oportunidades de negocio pero ignorante de las externalidades negativas. (Oleg, el otro pícaro, y Nikola son menos idealistas al respecto: vienen de otro lugar). También está una joven que regresa a la ciudad y se lía con Oleg, y sabe que le ofrece un trabajo solo porque se acuesta con ella, y un ingeniero que se ha vuelto loco y camina con un perro desde que murió su hijo y al que su hija enfadada escribe desde el extranjero cartas que nunca le llegan.

Supervivientes del fin de un sistema y de una guerra civil brutal, sus personajes cínicos y desengañados se sorprenden a sí mismos recobrando cierta inocencia. Plantean muchas de sus relaciones desde un punto de vista crudamente transaccional: ese enfoque los protege. Luego, sin embargo, encontramos otros impulsos, incluso en personajes aparentemente toscos o mezquinos. El desarrollo de la trama se alterna con historias y escenas del pasado de los personajes: las andanzas de Šeila, la sátira del arte contemporáneo y su frivolidad, una cena en la que Oleg cuenta demasiadas cosas a un puñado de esnobs, otra vez en la que, en una ciudad occidental, su único medio de transporte es subirse al camión de la basura. O cuando conocemos la historia de su tío Martin, cineasta disidente más o menos tolerado durante el régimen y desdeñado después. Rica en voces y registros, a veces El último artefacto socialista tiene un aire a lo Bohumil Hrabal, con la apertura del bar El Lago Azul y sus clientes —mujeres enérgicas con trabajo y hombres desubicados, a veces inofensivos y a veces violentos—; otras hace pensar en Gógol, y casi siempre tiene algo de tragicomedia grotesca. Es una novela vibrante y llena de capas, poderosa y irable.

El último artefacto socialista

Robert Perišić  
Traducción de Luisa Fernanda Garrido y Tihomir Pištelek
Impedimenta, 2025
416, páginas. 25,95 euros

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad , así podrás añadir otro . Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Daniel Gascón
Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) estudió Filología Inglesa y Filología Hispánica. Es editor responsable de Letras Libres España. Ha publicado el ensayo 'El golpe posmoderno' (Debate) y las novelas 'Un hipster en la España vacía' y 'La muerte del hipster' (Literatura Random House).
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_