

El Manchester United aleja al Athletic de la final
Tres goles en un cuarto de hora y la expulsión de Vivian decantan la eliminatoria de las semifinales de la Liga Europa


En un cuarto de hora aciago enterró el Athletic casi todas sus posibilidades de volver a San Mamés en la final de la Liga Europa. Tres goles del United, que supo buscarle las cosquillas a la defensa rojiblanca, algo que muy pocos equipos han conseguido en toda la temporada, sentenciaron la eliminatoria, aunque quede el trámite, o eso parece, de la vuelta en Old Trafford el próximo jueves. Además, el segundo tanto inglés, de penalti, trajo como castigo añadido la expulsión de Vivian, que dejó a los rojiblancos con diez. En la otra eliminatoria, el Tottenham venció al Bodo Glimt (3-1), por lo que se presume una final inglesa en San Mamés el 21 de mayo, salvo batacazo de alguno de los dos equipos de la Premier.


El suflé de la euforia bilbaína bajó de súbito con los tres golpetazos que recibió, el primero de ellos de un sospechoso habitual en San Mamés, Casemiro, que remachó de cabeza la peinada de Ugarte después de un centro de Maguire, que puso la pelota como un extremo de verdad. Fue después de un intento de salida rápida al contragolpe en el que Yeray perdió la pelota cuando intentaba dejársela a Maroan.
Hasta ese instante era el Athletic quien llevaba la iniciativa con claridad. Berenguer tuvo la primera opción de marcar, pero Onana desvió su disparo a córner; luego Iñaki Williams falló la más clara después de un centro desde la banda en el que marcó los tiempos del remate a bocajarro, pero la pelota se le fue alta. No andaba fino en el remate el equipo de Valverde, que también desperdició un remate a bocajarro de Berenguer, que tropezó en Lindelof cuando iba para dentro de la portería.
Después de un susto inicial, con el gol anulado por fuera de juego a Garnacho, el Athletic se desperezó, combinó bien y robó balones a una zaga inglesa que no parecía muy bien ajustada. El equipo de Valverde llegaba en superioridad y las sensaciones eran buenas, hasta que llegó ese cuarto de hora que decantó el partido y también la eliminatoria, salvo milagro. Son cosas que pasan, y más a un equipo con tantas individualidades como el United, que todavía no ha perdido ningún partido en la competición europea.
Pasado el vendaval, el United se mostró implacable, con el remate de Casemiro primero, el penalti que transformó Bruno Fernandes, en el que los bilbaínos pidieron mano previa de Garnacho, y el tercero, también del portugués, tras un magnífico pase de tacón de Ugarte, cuando el Athletic estaba sonado a pesar de los cambios rápidos que Valverde realizó para amortiguar el estropicio.
Sin embargo, con un jugador menos, las opciones quedaron muy limitadas, al albur de la voluntad a prueba de bombas de Iñaki Williams o alguna genialidad de su hermano Nico, que lo intentó, pero además de muy precipitado, siempre estuvo muy bien vigilado. Así que el público decidió tomarla con el árbitro noruego Eskas, sobre todo después de una carrera de Maroan, desequilibrado por Maguire, mucho más lento que el rojiblanco, y que no contempló como falta, y que hubiera sido tarjeta roja.
La segunda parte quedó a expensas de lo que quisiera hacer el United, que tampoco fue mucho. La voluntad bilbaína no fue suficiente como para maquillar el resultado y viajar a Mánchester con un hálito de vida. Se acercó el equipo inglés con más peligro, pero sin mordiente. Cómodo en su papel, Casemiro se convirtió, con escasa oposición, en el fielato del medio campo, frente a un agotado Jauregizar, que acusaba la brega y no era capaz de pasar la segadora como habitúa. En la última media hora, el Athletic se resguardó atrás para evitar males mayores. El resultado era concluyente, no dejaba lugar a las interpretaciones. El trámite de Old Trafford puede servir para certificar que los aficionados del Manchester United tendrán que regresar a Bilbao, donde han gozado de dos días de sol y cervezas baratas.
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