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Apagón masivo

La odisea de ir al trabajo o volver a casa con un apagón: “Como Filomena, pero con calor”

El cierre del metro y la saturación de autobuses y taxis obligan a decenas de miles de madrileños a desplazarse a pie largas distancias

Vista del atasco en la M-30 de Madrid. A la izquierda, los carriles en dirección sur, embotellados.
José Manuel Abad Liñán

El desconcierto que está suscitando el apagón masivo que afecta a España y Portugal se hace notar especialmente en los grandes nodos del transporte de Madrid. Ir o volver del trabajo a casa se ha convertido en una inesperada odisea, con el metro sin servicio, los autobuses atestados de viajeros, la imposibilidad de encontrar un taxi libre y las apps de las VTC inaccesibles por la caída también masiva de la red móvil y de datos. Hoy Madrid se patea.

En el intercambiador subterráneo de Avenida de América, el único en el que confluyen cuatro líneas de metro, cabecera y término de tantas líneas de autobuses urbanos e interurbanos, la gente ha salido en masa a la calle y se pregunta cómo llegar a casa o cómo llegar al trabajo. Una joven le dice a otra que tendrá que ir a pie, pero no sabe cómo ni por dónde tirar porque suele hacer ese recorrido bajo tierra, en metro. “Mira Google Maps y... ¡ah, no, que no se puede!”, obtiene por toda respuesta.

La situación se repite en la glorieta de Manuel Becerra y en Ventas, otros centros neurálgicos del transporte en la capital, y en general en todo este extenso tramo de la calle Alcalá, la más larga del callejero. Desde el puente de Ventas, que cose un tramo y otro de Alcalá por encima de la M-30, se aprecia un gigantesco embotellamiento en los carriles en sentido sur. Ya al otro lado, en el distrito de Ciudad Lineal, un vecino ha decidido abrir las puertas de su coche aparcado en la calle de Máximo San Juan y ha puesto la radio a todo volumen para que los viandantes y tantos exanalógicos puedan escuchar las noticias que los móviles les racanean.

Los semáforos se han ido a negro desde la plaza de Manuel Becerra hasta bien entrado en el distrito de Ciudad Lineal, con la única excepción de la avenida Hermanos García Noblejas, y los coches circulan despacio para dejar pasar a una marabunta de peatones apacibles y hasta ordenados. “Esto es como Filomena, pero con calor”, comenta jocoso un hombre treintañero, en referencia a la borrasca de nieve que en 2021 paralizó la capital durante días. Está sentado en una terraza de un bar cuyo interior, como el de todo el resto de comercios, se ha quedado a oscuras. El termómetro marca 21º a las 14.30.

Apagon masivo

No es posible encontrar un taxi libre, lamenta una mujer que acompaña a un hombre mayor y frágil en el borde de la acera junto al centro comercial Alcalá Norte. Todos los autobuses circulan al máximo de su capacidad. Otra mujer, de edad avanzada, pregunta a la puerta de un supermercado Carrefour, en el que hay una cola de unas 25 personas esperando entrar, si se puede pagar con tarjeta, pero una encargada le responde que no. Del local salen varios clientes con packs de agua embotellada en ristre y en seguida se mezclan con peatones decididos o deambulantes.

Las largas filas también son la norma en las paradas de bus, repletas de potenciales pasajeros. “Me vale cualquier autobús que vaya en esta dirección”, le espeta un viajero a grito pelado a un conductor. La empleada de una cafetería que acaba de entrar a su trabajo le pregunta en tono angustiado a una compañera si habrá metro para cuando le toque salir, ya de noche. Pero esa angustia no hace mella en todos los que este lunes han visto suspendida su faena por causa muy mayor. Un electricista le comenta con sorna a otros de su cuadrilla: “Los españoles no están acostumbrados a un apagón de verdad. Si vivieran en Perú...”.

Viajeros esperan en el exterior de la estación de Atocha de Madrid.

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Sobre la firma

José Manuel Abad Liñán
Es redactor de la sección de España de EL PAÍS. Antes formó parte del Equipo de Datos y de la sección de Ciencia y Tecnología. Estudió periodismo en las universidades de Sevilla y Roskilde (Dinamarca), periodismo científico en el CSIC y humanidades en la Universidad Lumière Lyon-2 (Francia).
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