La economía circular seduce al Ejército

Al pasar por las calles de los minúsculos pueblos de Villamañán y Villacé, en León, uno ya sabe que está en la España vaciada: tiendas cerradas, talleres abandonados, restaurantes y hoteles a orillas de las carreteras comarcales prácticamente en ruinas… El único atisbo de vida viene de parte de tres mujeres entradas en edad que charlan a las puertas de la iglesia y que giran la cabeza ante la presencia de cualquier forastero. A pocos metros de esta realidad, la empresa asturiana GAM, líder en el sector de la maquinaria, acaba de inaugurar Reviver, la planta de economía circular de maquinaria más grande de Europa, un acontecimiento que seguramente ha hecho virar 180 grados el destino de esta zona (con algo menos de 100 habitantes) y que se estaba apagando poco a poco.

Hace dos semanas, GAM inauguró la planta ante un millar de personas, entre las que se encontraban coroneles y generales del Ejército de Tierra y del Aire y el Espacio y a la que EL PAÍS fue invitado. Las Fuerzas Armadas están estudiando cómo ser más eficientes, cómo generar menos residuos y CO₂, y cómo contribuir a los objetivos de sostenibilidad marcados por la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Cada vez más actores del ecosistema de defensa, desde instituciones públicas hasta empresas, están incorporando criterios medioambientales más estrictos a sus procesos, productos y estrategias, según los organizadores de Feindef, la Feria internacional de Defensa, que se celebró en Madrid el pasado 12, 13 y 14 de mayo con una asistencia récord de más de 40.000 personas. Pese a ello, aún existe mucha opacidad en las emisiones nocivas de la industria militar, ya que el sector quedó fuera hace décadas de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para proteger el secreto de las operaciones militares. Así que se decidió que el reporte de las emisiones del CO₂ fuera voluntario, según revelaron recientemente en estas páginas los investigadores y expertos Fernando Valladares (CSIC), Xiomara Cantera (Museo de Ciencias Naturales-CSIC) y Lucía Camacho (Universidad Carlos III de Madrid).

Pero sabe bien de la importancia de la sostenibilidad el general de brigada Enrique Luis Alonso, de la oficina de la gran Base Logística que el Ejército de Tierra está levantando en Córdoba (BLET) y que está previsto que entre en funcionamiento en 2027. “La sostenibilidad y la economía circular son prioritarias. Estamos aquí [en la planta de Reviver] haciendo aprendizaje”, confiesa. De hecho, se prevé que Córdoba funcione con placas fotovoltaicas. Algunas bases militares de Estados Unidos, Reino Unido y Noruega, por ejemplo, ya son autosuficientes energéticamente, y España no se quiere quedar atrás.

Con la inyección de millones a la industria y al sector de la Defensa, “ahora hay que hacer las cosas bien”, continúa el general tras la visita a la planta de economía circular, donde ha visto cosas muy interesantes en las que el Ejército podría participar, o copiar, en un futuro no muy lejano. “En un entorno internacional complejo, la sostenibilidad se perfila como un nuevo vector de innovación”, sostienen los organizadores de Feindef, donde GAM estuvo presente, ya que contrata con las Fuerzas Armadas dotándoles de carretillas y otros vehículos auxiliares.

En Reviver el Ejército ve cómo se le puede dar una segunda vida a todo tipo de vehículos motorizados: desde auxiliares, camiones y todoterrenos, hasta carros de combate y tanques. Aunque los proyectos piloto —como el que ya tiene Repsol con el Ejército de Tierra para cambiar su combustible fósil por biocombustible— se están centrando solo en lo más básico: vehículos más ligeros. La Armada, a través de Navantia, también está estudiando el uso de combustibles sintéticos en los astilleros y en la flota. Airbus trabaja en aeronaves militares más eficientes y con menor consumo para el Ejército del Aire y del Espacio.

GAM es un socio histórico de las Fuerzas Armadas: les provee de carretillas, el típico vehículo que traslada y eleva mercancía pesada, y una pequeña parte de su facturación total (304 millones de euros el año pasado) proviene del sector de la Defensa. “Estamos en conversaciones para que los Ejércitos y la Armada traigan aquí sobre todo maquinaria auxiliar, vehículos motorizados...”, explica en medio de la planta leonesa el presidente de la compañía, Pedro Luis Fernández. Pese a que ahora hay mucho dinero, las Fuerzas Armadas no tienen aún la capacidad de producir en serie de una manera eficiente, sobre todo en tiempo. Así que un acuerdo con GAM para que sus vehículos viejos entren en Reviver y salgan como nuevos, resulta un proyecto “muy interesante” para ambas partes.

“Hay mucho material parado, entre comillas, que se puede aprovechar” si entra en Reviver y se acondiciona adecuadamente, sostiene Fernández, que ha invertido 25 millones en un proyecto que se basa en el pasado —aprovecharon las antiguas instalaciones de una fábrica de cerámica que cesó su actividad en 2016 por la crisis del sector— para hacer un futuro.

En medio de un páramo rodeado de un lago de 13.500 metros cuadrados y una repoblación de chopos de una superficie de 40.000 metros cuadrados, entre praderas a reventar de tulipanes rojos, esta planta que ocupa más superficie que el propio pueblo de Villacé arregla, soluciona y busca una nueva vida a lo que se va estropeando. Se trata de reaprovechar, no de reciclar; de refabricar, no de reacondicionar; y de dar una segunda vida a un determinado producto, no de extender la que tenía, explica la compañía. Es decir, si entra una carretilla o un vehículo en mal estado, o antiguo, de aquí saldrá la misma carretilla o el mismo vehículo, pero moderno y cumpliendo todas las garantías de seguridad.

“Aquí hay innovación, futuro y compromiso con el territorio. El medio rural está vivo”, presume José Marcos Fernández Suárez, alcalde de Villamañán. Este proyecto ha conseguido emplear a más de 700 personas de la zona de manera directa e indirecta, el 20% con capacidades especiales. “Esta planta representa un cambio porque se puede crear valor y sustento para muchas familias. Esto es sostenibilidad con mayúsculas”, añade César Alonso, representante de los socios financieros de GAM, DLL.

Compromisos de sostenibilidad

Es precisamente esa sostenibilidad ―Reviver se autoabastece con energía fotovoltaica, por ejemplo, y cada empleado tiene una moto eléctrica para desplazarse— la que busca el general Ruiz Alonso y otros colegas que a mediados de mayo viajaron hasta León para empaparse de ideas y trasladarlas al sector de las Fuerzas Armadas. “No se trata de fabricar por fabricar, sino de alargar la vida útil, reparar, reduciendo emisiones y residuos”, explica el delegado del Gobierno en Castilla y León, Nicanor Jorge Sen Vélez, quien repite que el compromiso del Ejecutivo con esta manera de hacer industria en España, sobre todo en la España vaciada, es total.

Y se ve en la planificación del Ministerio de Defensa, que incorpora objetivos medioambientales con iniciativas para reducir la huella de carbono de las Fuerzas Armadas. Además, la OTAN también ha publicado directrices para avanzar hacia la transición energética en el ámbito militar. Y en muchas licitaciones públicas de Defensa se obliga a las empresas proveedoras a rendir cuentas en materia de sostenibilidad.