Carlos y la fábrica de ‘chocorreznos’
La empresa de chocolates ‘El Beato’ experimenta con el cacao y los típicos torreznos de Soria para revolucionar el sector del postre


Cuesta ponerle palabras a la mezcla. Es suave y dulce, pero tiene un toque salado y crujiente. Aporta el adictivo toque con la textura inigualable del chocolate y un pellizco de rock and roll para el postre, el almuerzo o cualquier capricho que uno quiera darse. Dentro del envoltorio no hay billetes dorados, pero sí algo de magia resultante de jugar a ser dios entre los fogones y combinar, cual alquimista, dos ingredientes históricamente opuestos, quizá rivales, falsamente condenados a no entenderse: el chocolate y el torrezno.
El milagro se ha obrado en Dulces El Beato, una tradicional empresa repostera de El Burgo de Osma (Soria, 4.900 habitantes) que, con la cuarta generación ya trabajando en el sello familiar, se lanzó a combinar “lo mejor de los dos mundos, del dulce y del salado” en forma del primer chocorrezno, seguido después por los turreznos (turrón con torrezno), polvorreznos (polvorones con torrezno), torreznocookies (galletitas con torrezno) y torrezno rocks (piedras de cacao con trocitos de... ¡torrezno!). La mezcolanza funciona y tira del negocio, siempre atento al mercado: ahora han lanzado “chocolate de Dubái”, una moda de enorme tirón en redes sociales, con pistacho, por un lado, o con patatas fritas y cacahuete. No hay límites en esta fábrica de ilusión.

Habla Carlos París, heredero de la empresa familiar, ahora reorientada hacia el chocolate visto el tirón del producto. Un buen día, relata, una conversación entre allegados les hizo pensar en innovar: “Lo más famoso que hay en Soria es el torrezno y nosotros somos los mejores del mundo del dulce. Había que hacer una mezcla, un híbrido. Un día lo intentamos y salió”. Entonces fue bautizado el chocorrezno, tabletas complementadas con la corteza y la carne desecada del cerdo para aportarle ese punto crujiente y sabroso.

De cada kilo de torreznos genuinos se obtienen unos 350 gramos del producto utilizado entre esa exigida maquinaria de El Burgo de Osma, donde 20 trabajadores ven cómo crece el negocio del salado introducido en el dulce: en torno al 20% de la facturación, y va a más, procede de la gama con torreznos. “Al principio nos llamaron locos, pero las reacciones inmediatas fueron fantásticas. Fuimos por la calle Mayor de El Burgo dando de probar a conocidos y desconocidos a ciegas, sin decir nada, y decían que estaba muy bueno”, recuerda París como prueba definitiva para descubrir el éxito de su creación. “¿Qué lleva?”, preguntó el público en ese ahora lejano 2021, y al conocer la respuesta hubo sorpresa inicial y posterior aceptación: “Pues está bueno”.
La mente pensante de los impulsores propició experimentar y seguir la línea de negocio hacia más frentes. Dulces El Beato crea desde gamusinos, unas pastas 100% hechas con mantequilla de Soria con sabor a dulce de leche o chocolate, hasta toda variedad chocolatada. “Vendemos al mes unas 4.000 unidades relacionadas con el torrezno y va a más. Pensábamos que sería una tontería de un mes y van cuatro años. Ha venido para quedarse”, celebra el soriano, con los chocorreznos como producto estrella dentro de esta variedad: los hay con leche, en chocolate puro o en chocolate blanco. Para no elegir, mejor uno de cada para formarse opinión. París aplaude el cariño general del público de esta creación “simpática” que se va expandiendo en círculos elevados de la cocina: próximamente asistirán al Salón del Gourmet para presentar estas delicias paridas en El Burgo de Osma.

La próxima aventura, señala París, parece de creación más sencilla: “Vamos a bañar torreznos de chocolate”. La idea es seleccionar bocados de torreznos, más pequeños que las largas barras de panceta de donde se extraen las raciones, y sumergirlas en cacao. “Siempre probamos nosotros tras hablarlo e intentarlo, y si nos gusta lo escondemos en el anonimato. Todo lo que hemos sacado se ha mantenido en el mercado”, destaca el soriano, satisfecho con el acierto global de primer pensar, luego diseñar y experimentar y luego ofrecer al cliente con garantías de éxito.
Chocolate de Dubái
Las características del sector donde trabajan exigen que El Beato observe las tendencias del momento por si hay forma de adaptarse. “Somos una empresa de locos, nos viene bien la tendencia de revolucionar o mezclar. Siempre hay críticas, pero son residuales, uno de cada 100, hay gente para tocar las narices”, afirma París, antes de centrarse en su último lanzamiento: el chocolate de Dubái.

Se trata de un chocolate “con súper relleno de pistacho” que ha encandilado a influencers y expertos desde que hace año y medio apareció en restaurantes árabes. “Como ahora está de moda lo grotesco y exagerado se hicieron eco influencers y la prensa, corrió por las redes. Te puedes asustar, es el chocolate más viral y todo el mundo lo está buscando, con millones de vídeos en Dubái. Es la locura del momento, en El Corte Inglés lo tienen a 100 euros el kilo, hay reventa…”, explica el gerente de la compañía, veloz para competir desde Soria con ese chocolate muy relleno, en su caso o bien de pistacho o bien de cacahuete y patatas fritas. Estupendo, en ambos casos, y mucho tirón entre el público. Este ligero desvío respecto a su amado torrezno pronto se corregirá: Carlos París y su plantilla ya preparan cacao con el súper relleno de torrezno, aunque asumen que en Dubái, precisamente, no tendrán mucho negocio.
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