Cómo vestir en la Tierra Media de J. R. R. Tolkien: siempre mejor de elfo que de orco
Una lectura de ‘El Señor de los Anillos’ en clave de moda revela que el autor dio en realidad indicaciones muy escuetas sobre el vestuario de sus personajes


He releído en clave de moda todo El Señor de los Anillos, de J. R. R. Tolkien, la friolera de 2.266 páginas en la edición en un solo volumen de Minotauro, un tomo que si te cae en un pie te desgracia, aunque también es cierto que manejado con habilidad te permitiría librarte a golpetazos de una cuadrilla de orcos. Ha sido una lectura muy distinta de la primera, iniciática, realizada secuencialmente en 1979, 1980 y 1981 a medida que aparecían los tres volúmenes en que se dividió la novela originalmente para su publicación en España. Ahora me he fijado solo en lo que dice Tolkien de cómo van vestidos sus personajes. Es una aproximación sin duda parcial y sesgada a la Tierra Media, pero que permite juzgar no solo la imaginación del autor en términos de vestuario, sino la manera en que ese vestuario se ha materializado luego en películas, series e ilustraciones.
Una primera consideración: Tolkien habla muy poco de ropa, y sin embargo es increíble cómo de las someras y escuetas indicaciones del escritor -al cabo un hombre cuya prenda esencial era la sobria chaqueta de tweed versión Oxford- se ha derivado un imaginario tan rico, pormenorizado y hasta cierto punto homogéneo. Pese a los escasos detalles que da Tolkien, existe un acuerdo bastante unánime acerca de cómo visten un hobbit, un elfo o un enano, la ropa que lleva Gandalf o la que luce un jinete de Roham. La maestría de Tolkien a la hora de crear a sus personajes (y todo su mundo de fantasía) se extiende a lo que se ponen, vestuario y rios, incluido el Anillo Único, que ya es complemento. ¡Preparados para el desfile en la larga pasarela que va de la Comarca a Mordor!
De la ropa de los hobbits solo nos dice nuestro modisto de la Tierra Media que vestían “ropas de brillantes colores” y preferían el amarillo y el verde, “y muy rara vez usaban zapatos”. De Gandalf, que llevaba un puntiagudo sombrero azul, un largo manto gris y una bufanda plateada. Aragorn debuta con unas botas de cuero blando muy usadas y un manto pesado, de color verde oliva con capucha; luego viste “ropas de color verde y pardo mohosos, como un Jinete del Desierto” (¿?), pero ciñe la reparada espada Andúril, que da prestancia. Yendo de menos a más, en su coronación en El retorno del Rey, Aragorn está hecho un pincel: cota de malla negra, cinturón de plata y un largo manto blanquísimo; de tocado, una fina banda de plata con una estrella en la frente. Los Jinetes Negros -en Mordor el negro es tendencia- van de portada del Lord of the Ages de Magna Carta: “negras envolturas” para ellos y sus cabalgaduras. A los elfos Tolkien los viste con elegante sobriedad, Haute Couture Quendi: delicadas vestiduras grises o blancas; “la cabeza cubierta con una red de hilos de plata entretejida con pequeñas gemas de un blanco resplandeciente” (un casquete digno de Pronovias) en el caso de Arwen; una corona de plata en el de su padre Elrond, el señor de Rivendel. Legolas va de castaño y verde. Boromir con “ropas ricas” y “el manto con borde de piel”; de complemento, el cuerno. Gimli siempre con cota de malla que le queda unas cuantas tallas grande (por algo es un enano). Frodo usa debajo de la túnica y la chaqueta baqueteadas por el viaje un excepcional corselete de mithril, la plata de Moria, que lleva con una camisa de cuero blando debajo.
La descripción de la ropa que proporcionan en Lórien a la Compañía del Anillo para su viaje permite echar una mirada más en profundidad al armario de los elfos: capucha y capa en “esa tela sedosa, liviana y abrigada que tejían los Galadrim” y que según como la mires es gris, verde, parda o de plata oscura. “Hoja y rama, agua y piedra, [los mantos] tienen el color y la belleza de todas esas cosas que amamos a la luz del crepúsculo”. Ropa claramente de entretiempo y que te dura de una Edad a otra. Los complementos que la acompañan son de aire Majoral.
Nada se nos dice de la ropa interior de ninguna raza de la Tierra Media, aunque difícilmente Tolkien imaginaría a Gandalf (o a Beowulf, ya que estamos) con calzoncillos de Calvin Klein ni a Galadriel con culottes de Victoria’s Secret. Mejor no pensar en qué llevaban debajo orcos, trolls y trasgos; obviamente, Sauron no lleva nada. A destacar dentro de la general sobriedad el atuendo de Saruman, que luce una capa con efectos visuales dignos de Eurovisión. Y las sobrevestas negras con el árbol blanco florecido bordado de los Guardias de la Ciudadela de Minas Tirith, que se llevan a juego con yelmos numenóreanos rematados por alas blancas de aves marinas, puro Gaultier. Los Rohirrim, los jinetes de Rohan, que montan que ríete tú del Travis de Yellowstone, se caracterizan por las lustrosas y largas camisas de malla que les llegan a las rodillas, y el peinado: “cabellos rubios como el lino que asoman bajo los cascos ligeros” (sic) y les caen en largas trenzas por la espalda. El efecto, ciertamente, es un poco queer, como con los elfos, aumentado por la confusión de género que provoca la doncella Éowyn al travestirse, lo que será la ruina del heteropatriarcal Señor de los Nazgûl (vestido con manto negro y corona de acero) y su horripilante montura voladora…
Conclusión de este pionero estudio sobre la moda en Tolkien: cuidado al vestirte de elfo no se te vaya la mano y parezcas Rappel o los Abba. Y sin embargo, siempre será mucho mejor que ir de orco…
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