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El gran caos se instala el aeropuerto de Lisboa tras el apagón

Miles de pasajeros pasan horas de incertidumbre en el exterior de la terminal tras ser desalojados por el apagón

Apagon aeropuerto de Lisboa
Tereixa Constenla

Ni la peluquera Cristina Márquez voló a Ginebra, donde vive desde hace varias décadas, ni Isabel Ávila voló a Dubái para pasar un mes con su hijo. La cancelación de todos los vuelos previstos en el aeropuerto de Lisboa, como consecuencia del apagón masivo que ha paralizado este lunes la península Ibérica, dejó a centenas de pasajeros sumidos en el desconcierto, incapaces de decidir si buscar alojamiento alternativo en la capital portuguesa o aguardar todo el día en los alrededores por si la situación se restablecía. El aeropuerto Humberto Delgado se limitó a recibir algunas llegadas.

La luz se cortó poco antes del mediodía (una hora más en la España peninsular). Y una hora después el aeropuerto fue evacuado. No funcionaba el metro. Cuando un taxi consigue acceder hasta la zona de llegadas, donde se apelotonan pasajeros que se van y pasajeros que llegan, es recibido con aplausos.

Los viajeros se han instalado en las zonas de césped, aprovechando la sombra de los árboles, y las aceras. Las paradas de los autobuses, que han salvado a la ciudad del colapso total del transporte público, están repletas de personas confusas, como un grupo de cinco españolas que aterrizaron durante el apagón y que acuden a una reunión de trabajo en Lisboa. Finalmente, deciden desplazarse a pie hasta su hotel, a cinco kilómetros.

Unos pasajeros caminan hacia el aeropuerto de Lisboa durante un apagón nacional, hoy.

Nacho Rodríguez, asturiano que reside en Londres desde hace ocho años, aterrizó a las 17.00 en un paisaje extraño en un aeropuerto. No funcionaban las escaleras mecánicas, no había tiendas abiertas y apenas gente. Y lo más raro le pareció la falta de luz. Hace escala en la capital portuguesa procedente de Fortaleza (Brasil) y camino de su casa de Londres. Todavía tiene la esperanza de llegar este lunes.

El apagón afectó al control de pasajeros, como constataron Ana Mata y João Salgueiro, dos portugueses de Amarante que regresaban de una semana de vacaciones en México. “No estamos preparados para esto, ni siquiera para resolver las cosas básicas. En la aduana hubo una quiebra grave en la seguridad”, sostiene Salgueiro. Ellos estaban fuera del aeropuerto y sus maletas, dentro.

Tampoco los pasajeros desalojados, que ya habían facturado sus equipajes, han podido recuperarlos todavía en medio del caos.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.
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