Julia Menú, ‘tiktoker’: “La infertilidad no solo es no quedarte embarazada, son las hormonas, los pinchazos… Y encima a mí me trataron como una mierda”
Con más de 20 millones de seguidores en TikTok, la madre de mellizas publica ‘Diario de una guerrera’, un libro biográfico en el que narra sus 13 años de tratamientos para quedarse embarazada


Hace poco más de dos años, la madre y creadora de contenido Julia Menú (Almería, 34 años) cumplió su sueño, aquel que llevaba persiguiendo media vida: el 28 de marzo de 2023 nacieron sus dos hijas mellizas, Meredith y Emily. Ahora, ha convertido su historia y su proceso contra la infertilidad en un libro: Diario de una guerrera (Plaza & Janes, 2025). En el volumen, cuenta como durante 13 años tuvo que hacer frente a tratamientos de fertilidad y abortos, hasta que llegó la noticia de que se iba a convertir en madre. “La maternidad ha cumplido mis ideales”, explica, “a nivel sentimental, es mucho más de lo que yo me podía llegar a imaginar, pero es verdad que una hasta que no tiene un hijo no sabe lo que te cambia la vida”.
Menú reconoce que lo que lleva peor es haber dejado de ser ella: “La Julia que era antes de ser madre ya no existe. Yo no sabía que eso pasaba, por mucho que otras mamás me decían… aunque volvería a pasar por esa sensación 24.700 veces, porque el amor que te da un bebé merece la pena”. Y así ha sido. Con más de 25 millones de seguidores en su perfil de TikTok y otros 1,4 millones en su cuenta de Instagram, había mostrado en redes sociales su deseo de volver a repetir todo el proceso para ser madre otra vez y lo ha conseguido. Tal y como anunció el pasado 29 de abril, está embarazada de nuevo.
PREGUNTA. Ha publicado su nuevo libro Diario de una guerrera, donde relata los 13 complicados años en los que intentó ser madre. ¿Qué ha significado para usted?
RESPUESTA. Ha significado muchísimo. He dejado toda mi historia escrita en hojas. Pero lo que más significa para mí es que, el día de mañana, mis hijas van a poder leerlo. Y luego el poder compartirlo con todo el mundo, porque hay muchísimas parejas sufriendo en silencio la maldita infertilidad. Y sé que mi libro les va a ayudar. Escribiéndolo me he dado cuenta de lo de guerrera, fuerte y valiente que he sido durante todos estos años. Hasta que no me puse a escribir y vi por todo lo que he pasado… A día de hoy, con 34 años… no sé si hubiera aguantado todo lo que aguanté.
P. Es un referente para muchas mujeres que han pasado o están pasando por un proceso de infertilidad. ¿Qué siente al saber que tiene un altavoz para hablar de temas a veces silenciados?
R. No existen palabras para describir lo que siento: el haber tenido la oportunidad de darle voz a la infertilidad, que es un tema tabú al que no se le da el valor que se le tendría que dar, ha sido un honor. Somos millones de parejas los que sufrimos esta maldita enfermedad; porque para mí es una enfermedad, no una de vida o muerte, pero sí es una enfermedad. Es un tema que, por desgracia, hablarlo es como que da vergüenza o miedo. Incluso hoy me pongo a pensar: ¿por qué yo no lo conté en su día? ¿Por qué tantos años en silencio, luchando en silencio y sin contarlo a mi familia? Y no sé el motivo, no sé si por vergüenza, por miedo, por el qué dirán… no sabría decirte el motivo exacto.
P. En el libro menciona que también hizo frente a una segunda batalla: la ansiedad.
R. Para mí, ha jugado una muy mala pasada a lo largo de mi vida. Empezó por este tema [la maternidad]. Conforme fueron pasando los años, me fui haciendo una barrera. Pero no dejaba ver que era por ese motivo. Me enfocaba en otras razones. No era consciente de que realmente lo que necesitaba era ayuda psicológica. A pesar de que a mí me salían los test de embarazo negativos, no me daba la oportunidad de llorar. A lo largo del tiempo se me ha ido quedando ahí dentro, hasta que llegó un punto en el que o lo soltaba o me moría, porque ya llegó un punto en el que ya no quería vivir más con esa ansiedad.
P. Habla de la falta de empatía por parte de algunos profesionales de la salud que le trataron en esta etapa de su vida. ¿Qué opinión tiene?
R. Esos profesionales han estudiado una profesión que no es un juego. Somos personas que están sufriendo día tras día, qué mínimo que un poco de empatía. Entiendo que esas personas no están para ser tu hombro, para que una persona llore, pero entraba por esa puerta y me daba terror. Deseaba no encontrarme a ese ginecólogo.
P. También reclama más psicólogos para personas en su situación.
R. La Seguridad Social tendría que poner disposición psicológica para todas esas parejas. Tendrían que dar una opción. Es muy importante para la salud mental, no solo de una mujer, también del hombre. Siempre nos enfocamos en la mujer, porque es la que lo pasa prácticamente todo, pero el hombre también lo sufre de distinta manera. No solo es no quedarte embarazada, también es el tratamiento, las hormonas que te están metiendo, los pinchazos, las ecografías… Cuento mi experiencia como yo lo viví. A mí me trataron como si fuera una mierda.
P. A su lado siempre se ha encontrado su marido, Fran. ¿Cómo lo han llevado?
R. Hemos sido una persona en todo momento. Ni una sola vez hemos discutido por ese tema, ni una. Mi consejo a otras parejas es que si no tienen el apoyo constante del otro, no es el indicado para ser el padre de su hijo.
P. Desde hace 13 años se ha enfrentado a inseminaciones artificiales, fecundaciones in vitro e incluso un embarazo ectópico.
R. Para mí no había nada que se me resistiera. Cumplí mi sueño, o sea, yo iba para adelante con todo lo que se me pusiera enfrente, me costara lo que me costara. Cuando tuve ese aborto, sabía que podía volver a suceder. Ahora sé que puedo ser madre porque me he quedado embarazada después de 13 años. ¿Qué he tenido la mala suerte de que me ha pasado lo que me ha pasado? Hay que afrontarlo, se pasa, sufre tu duelo, pero retoma fuerzas para volverlo a intentar. Y eso fue lo que hice. Cuando tuve a mis hijas estuve a punto de morir en la cesárea, y aquí me veo otra vez después de dos años intentando ser madre. ¿Por qué? Porque amo la maternidad, amo ser madre, tengo esa necesidad y sé que ahora es el momento. A pesar de todos los acontecimientos que me han pasado, aquí sigo. Ese embarazo que no llegó a término fue el punto clave para seguir intentándolo.
P. ¿Qué ha aprendido de la maternidad?
R. Tiene sus baches. Al final, dejas una vida atrás por empezar otra. Igual que ellos aprenden, tú estás aprendiendo. Hay momentos en los que te sientes agotada, momentos en los que no puedes más, momentos en los que dices: “Dios mío, ¿en qué momento me he metido en esto?”. Pero luego te miran y se te pasa todo. La maternidad no es de color de rosa: tiene sus pros y sus contras, pero los pros siempre van a superar a los contras, por lo menos para mí.
P. Existe el eterno debate de la exposición de los menores en redes. ¿Qué opina? Usted muestra a sus mellizas.
R. Nunca he dado mi opinión porque creo que no tengo por qué darla, que la gente siga hablando lo que quiera. Yo voy a seguir haciendo lo que me dé la gana. Si el día de mañana me reclaman por haberlas sacado en redes sociales, ese va a ser mi problema, no de nadie más.
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