Si no quieres ser como ellos, deja el móvil
Los teléfonos les están friendo las meninges a los menores. El desastre no sería menor si hubiésemos puesto en sus manos puñales


Si los políticos no pueden servir de ejemplo, que sirvan de antiejemplo. Como en aquella campaña de La bola de cristal en mi infancia, donde salían unos monstruos que no leían y terminaba con la frase: “Si no quieres ser como estos, lee”. Que la tele que emitía aquello haya cambiado a la bruja Avería por Belén Esteban indica que la campaña fue un fracaso y que la mayoría de los niños de entonces eligió no leer, pero lo que cuenta es la intención. De eso va el servicio público, más de querer que de poder. Con ese espíritu propongo la campaña, dirigida a los niños: si no quieres ser como el presidente, deja el móvil quieto. El culebrón de los pantallazos serviría como argumento disuasorio. Mucho ojo con los mensajes que os estáis chismorreando a todas horas: un día de estos, un Ábalos o un Koldo cualquiera los publicarán y pasaréis mucha vergüenza y ya no tendréis amiguitos.
No sé si obtendríamos mucho más éxito que el de La bola de cristal, pero al menos devolveríamos el foco a lo importante para apartarlo del morbo y de lo urgente. Porque mientras nos entreteníamos espiando por el ojo de la cerradura las cosas que Pedro Sánchez se dijo con José Luis Ábalos, ha pasado inadvertida una noticia de verdadero alcance: el plan de Francia de prohibir las redes sociales a los menores de 15 años en la Unión Europea. Es una idea que cuenta con la complicidad del Gobierno español y apunta a un problema gravísimo al que no estamos prestando la menor atención.
No soy apocalíptico y desconfío de los tecnófobos, pero también tengo ojos y un hijo en la secundaria y empiezo a constatar (con terror e impotencia) que los móviles les están friendo las meninges a los niños. El desastre no sería menor si en vez de teléfonos hubiésemos puesto en sus manos puñales. Si muchos adultos se convierten en monstruos y se ven arrastrados a una orgía de dopamina y odio, dando la espalda a su realidad inmediata y deformando las ideas de amistad y amor, el daño en un cuerpo bombardeado por las hormonas que apenas ha empezado a sentir esas emociones abrasantes que los mayores llamamos vida es irreparable.
Unos tuits de Óscar Puente y unos whatsapps de Pedro Sánchez podrían reforzar la campaña contra los móviles en los niños y animarlos a dejar de amontonar dioptrías con la pantallita y probar a sentir cosas cuerpo a cuerpo y cara a cara, sin grupitos de chat y sin apodos. Si no quieres ser como ellos, ya sabes.
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