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Franja Gaza
Tribuna
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En medio del hambre extrema, pequeñas historias de humanidad y esperanza

Una trabajadora palestina de Acción contra el Hambre describe la desnutrición que castiga a las mujeres embarazadas y lactantes de la Franja y reafirma su compromiso para seguir brindando ayuda, por pequeña que sea

Guerra Israel y Gaza

Siempre tuve el sueño de formar parte de una misión humanitaria que comparta los mismos principios en los que creo: salvar vidas y aliviar el sufrimiento. Cuando me incorporé a Acción contra el Hambre como trabajadora humanitaria, sentí que este propósito no había hecho más que empezar. Este trabajo me brindó la oportunidad única de estar cerca de las personas vulnerables, especialmente de las que están atrapadas en medio de situaciones de violencia.

Desde el comienzo de la guerra en Gaza y hasta este momento, la Franja ha sido escenario de una horrible y gravísima crisis nutricional. La realidad sobre el terreno empeora día a día con los cierres fronterizos y bloqueos de la ayuda humanitaria. Por ejemplo, las panaderías se vieron obligadas a cerrar por falta de harina y conseguir ahora un trozo de pan en Gaza es casi un sueño. En realidad, mantenerse con vida es todo un reto.

Nunca imaginé que a lo largo de mi misión vería niños con cuerpos frágiles y hundidos y ojos llenos de dolor y agonía

Nunca imaginé que, a lo largo de mi misión, vería niños con cuerpos frágiles y hundidos y ojos llenos de dolor y agonía, jóvenes contando inimaginables historias de sufrimiento, señoras recogiendo comida del suelo y madres que suplican calladamente que esta pesadilla termine. Hacemos todo lo posible por ofrecerles ayuda que les permita seguir viviendo.

Esta situación me ha hecho preguntarme una y otra vez: ¿cómo puedo ofrecerles algún consuelo, aunque sea pequeño? ¿Cómo puedo tranquilizar a una madre sobre el bienestar de su hijo cuando ella misma no sabe dónde puede conseguir su próxima comida? ¿Cómo puedo hablarle de la importancia de una nutrición adecuada, cuando no tiene nada que pueda proporcionarle? Cada vez más me asalta esta pregunta: ¿cómo puede esta madre seguir siendo resiliente ante todos estos retos y obstáculos?

Hoy trabajo como asesora de lactancia materna en Acción contra el Hambre y en cada consulta se confirman mis peores temores: esta crisis no tiene fin, la situación es catastrófica y la escasez aguda de ayuda y asistencia solo se agrava. Las mujeres embarazadas y lactantes sufren desnutrición aguda y luchan contra el hambre atroz con cuerpos ya débiles. Están agotadas por el embarazo y el parto, pero luego sufren también una carencia de alimentos y de productos sanitarios extrema. No solo está en peligro su salud, sino también la de sus hijos. Los nacidos y los que vienen en camino.

Según el último informe sobre el hambre en Gaza, publicado la semana pasada, 2,1 millones de personas, se enfrenta a una inseguridad alimentaria aguda y cerca de medio millón va a estar en una situación catastrófica de hambre extrema de aquí a septiembre si no se logra un alto el fuego e Israel no pone fin al bloqueo sobre la Franja.

Creemos que lo que hacemos hoy, por pequeño que parezca, marca la diferencia en la vida de esos niños, niñas y mujeres

Mis compañeros y yo, en Acción contra el Hambre, seguimos trabajando con el corazón lleno de determinación a pesar de todos los retos. Nos esforzamos en encontrar ese rayo de esperanza. La labor humanitaria en Gaza no es una mera respuesta a la crisis, sino un testimonio de la resiliencia de las personas frente a las dificultades.

Creemos que lo que hacemos hoy, por pequeño que parezca, marca la diferencia en la vida de esos niños, niñas y mujeres. Creemos que la entrega de ayuda, continuar con el apoyo humanitario y la reapertura total de los pasos fronterizos no son meras demandas humanitarias, sino necesidades de supervivencia y una esperanza a la que nos aferramos. En medio del hambre, hay innumerables historias de resiliencia y optimismo por un mañana mejor que son contadas día tras día.

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