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Petro prioriza la viabilidad política de su consulta popular a costa de la precisión

La iniciativa, que presentará el Gobierno ante el Senado el próximo Primero de Mayo, incluye preguntas amplias y difusas

Consulta popular Colombia
Juan Esteban Lewin

“¿Está de acuerdo en promover la estabilidad laboral mediante contratos a término indefinido como regla general?”, propone preguntar el Gobierno en la consulta popular que ha planteado para revivir sus intenciones de reformar el sistema laboral de Colombia. Es uno de los 12 interrogantes que el Ejecutivo piensa llevar a las urnas, según ha develado este martes, para que los ciudadanos decidan si el Estado debe convertirlos en realidad. Como la mayoría de las propuestas, tiene el potencial de reducir el rechazo en el Senado, que debe dar luz verde a la iniciativa antes de convocar a la votación, y de suscitar apoyos electorales más allá de las bases de la izquierda. El costo de ello es que no aborda varios de los asuntos más debatidos en el pasado, cuando el Congreso rechazó su proyecto de reforma laboral.

Eso ocurre con por lo menos seis de las preguntas. “¿Está de acuerdo con que las trabajadoras domésticas, madres comunitarias, periodistas, deportistas, artistas, conductores, entre otros trabajadores informales, sean formalizados o tengan a la seguridad social?”, pregunta sobre un objetivo que suscrito consenso y sin aclarar cuál es el camino para lograrlo. En otros casos las preguntas se dan sobre normas que ya existen, como en la pregunta “¿Está de acuerdo en promover la estabilidad laboral mediante contratos a término indefinido como regla general?”, pues esa ya es la regla, o en “¿Está de acuerdo en eliminar la tercerización e intermediación laboral mediante contratos sindicales que violan los derechos laborales?”, pues todas las formas de tercerización que violan derechos laborales están prohibidas.

“¿Está de acuerdo con establecer un régimen laboral especial para que los empresarios del campo garanticen los derechos laborales y el salario justo a los trabajadores agrarios?”, es otro ejemplo. Busca mejorar la formalización laboral, un objetivo en los que están de acuerdo la izquierda y la derecha, los sindicatos y los gremios agrarios. El debate, que no es nuevo, gira alrededor de las condiciones de ese régimen especial, como la forma de encarar las labores que son temporales por naturaleza —como las de los recolectores de café, que solo trabajan en tiempo de cosecha. La pregunta no resuelve ese debate y permitiría que tanto la fallida reforma laboral de Petro como otras propuestas sirvan para ejecutar la consulta.

Ese estilo de preguntas también facilita su paso por el Senado, porque dejan margen al Legislativo para tomar decisiones a futuro o porque reflejan la versión más moderada de la reforma, la que fue aprobada por la Cámara de Representantes tras negociaciones entre la oposición y el Gobierno. Un ejemplo visible es la pregunta que se refiere a los domiciliarios: “¿Está de acuerdo que las personas trabajadoras en plataformas de reparto acuerden su tipo de contrato y se les garantice el pago de seguridad social?”. Las condiciones laborales de los 120.000 trabajadores de aplicaciones como Rappi o Uber Eats han sido objeto de una larga discusión. La reforma inicial planteaba que debían ser empleados, algo a lo que estas empresas se han opuesto. En el trámite en la Cámara, se llegó a la solución que plantea la pregunta, que en su momento celebró José Daniel López, presidente del gremio de esas empresas, Alianza In: “Esta aprobación demuestra que, a través del diálogo y la construcción en medio de la diferencia, es posible lograr avances”.

El Gobierno, además, dejó de lado buena parte de las preguntas que le propusieron las centrales obreras, una de sus bases de poder. Desde aumentar la indemnización por un despido injustificado (muy criticada por los gremios empresariales) hasta la prohibición de hacer negociaciones colectivas con grupos de trabajadores no sindicalizados, el Ejecutivo optó por una versión más paladeable para las bancadas independiente del Senado, las de los mismos partidos —como La U, el Verde o el Liberal— que en la Cámara apoyaron la reforma negociada. De hecho, las dos primeras preguntas, las de más fuerza política por ser sencillas de entender y aplicar a miles de trabajadores, son las mismas que los liberales congresistas presentaron como una minirreforma: el aumento de la jornada nocturna y el pago del 100% del trabajo en dominicales y festivos.

De nuevo, se trata de propuestas que producen menos oposición en los sectores cuyos votos son fundamentales para que la consulta pueda llegar a las urnas, propuestas que en este caso sí tendrían una aplicación clara y alienada con la política del Gobierno. Por contraste, hacen resaltar la redacción vaga de otras preguntas y la posibilidad de que, incluso en el caso de ser aprobadas en las urnas, terminen traducidas en leyes que no cambien nada.

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Juan Esteban Lewin
Es jefe de Redacción de la edición América Colombia, en Bogotá.
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