window.arcIdentityApiOrigin = "https://publicapi.elpais.diariodetocantins.com";window.arcSalesApiOrigin = "https://publicapi.elpais.diariodetocantins.com";window.arcUrl = "/subscriptions";if (false || window.location.pathname.indexOf('/pf/') === 0) { window.arcUrl = "/pf" + window.arcUrl + "?_website=el-pais"; }Euroliga: El Barcelona y el Madrid, a un paso del adiós europeo | Baloncesto | Deportes | EL PAÍSp{margin:0 0 2rem var(--grid-8-1-column-content-gap)}}@media (min-width: 1310px){.x-f .x_w,.tpl-noads .x .x_w{padding-left:3.4375rem;padding-right:3.4375rem}}@media (min-width: 1439px){.a .a_e-o .a_e_m .a_e_m .a_m_w,.a .a_e-r .a_e_m .a_e_m .a_m_w{margin:0 auto}}@media (max-width: 575.98px){._g-xs-none{display:block}.cg_f time .x_e_s:last-child{display:none}.scr-hdr__team.is-local .scr-hdr__team__wr{align-items:flex-start}.scr-hdr__team.is-visitor .scr-hdr__team__wr{align-items:flex-end}.scr-hdr__scr.is-ingame .scr-hdr__info:before{content:"";display:block;width:.75rem;height:.3125rem;background:#111;position:absolute;top:30px}}@media (max-width: 767.98px){.btn-xs{padding:.125rem .5rem .0625rem}.x .btn-u{border-radius:100%;width:2rem;height:2rem}.x-nf.x-p .ep_l{grid-column:2/4}.x-nf.x-p .x_u{grid-column:4/5}.tpl-h-el-pais .btn-xpr{display:inline-flex}.tpl-h-el-pais .btn-xpr+a{display:none}.tpl-h-el-pais .x-nf.x-p .x_ep{display:flex}.tpl-h-el-pais .x-nf.x-p .x_u .btn-2{display:inline-flex}.tpl-ad-bd{margin-left:.625rem;margin-right:.625rem}.tpl-ad-bd .ad-nstd-bd{height:3.125rem;background:#fff}.tpl-ad-bd ._g-o{padding-left:.625rem;padding-right:.625rem}.a_k_tp_b{position:relative}.a_k_tp_b:hover:before{background-color:#fff;content:"\a0";display:block;height:1.0625rem;position:absolute;top:1.375rem;transform:rotate(128deg) skew(-15deg);width:.9375rem;box-shadow:-2px 2px 2px #00000017;border-radius:.125rem;z-index:10}} Ir al contenido
_
_
_
_
AS Monaco MON
92
Barça BAR
79
1234T
MON 26 23 31 12 92
BAR 19 21 24 15 79
FINALIZADO

El Barcelona y el Madrid, a un paso del adiós europeo

El equipo azulgrana cae de nuevo ante el Mónaco, rival físico que juega al límite del reglamento (92-79), al tiempo que el equipo blanco pierde ante el Olympiacos (77-71)

Parker (izquierda) trata de mirar hacia canasta ante la presencia rival del Mónaco.
Jordi Quixano

Otra noche torcida del baloncesto español, otras derrotas del Barça y del Madrid, ya con un pie y medio fuera de Europa y de la Final Four, atropellados de nuevo por el Mónaco y el Olympiacos, dos a cero en las series, a una pifia del adiós.

Desde que comenzara el curso, en el camerino del Barça hay una batalla interna sobre el baloncesto a destilar, pues varios prefieren el juego colectivo, liderados por Vesely, y otros se decantan por el juego a la carrera, donde los balones hacen frontera en las manos de Punter o Parker, que tiran y después preguntan. Lo europeo frente a lo americano. Se jugó a lo segundo en el primer envite de la eliminatoria y se intentó lo primero en el duelo de este viernes, pero el resultado fue el mismo: el Mónaco es superior en lo físico y en la velocidad, también en el arte de desestabilizar con el o y la provocación, en todo hasta que no se diga lo contrario.

Aunque el choque comenzó evidenciando una tara perenne de este Barcelona, su irrisoria capacidad para el rebote, Parra, que se ha puesto de pie en el último mes, ese que pondrías en primera línea de batalla, elevó los decibelios. Sobre todo a Parker, que tanto le daba machacar el aro como descoserlo desde tres. Pero delante estaba Diallo en combustión, también presente desde la periferia como desde la botella, un show porque anotó 15 de los 17 primeros puntos del Mónaco. Protestó Brizuela, otro que se ha pedido jugar con los mayores, pero el Barça no supo cerrar su canasta y acabó el acto por detrás (26-19), una tónica en la eliminatoria.

Cómodo con la permisividad arbitral europea, el Mónaco, que juega al límite y no le hace ascos a los os porque bien puede Diallo agarrar a Punter en su marcaje como Thies darle un puntapié a la pelota, no encontró penalidad alguna ni desconsideración. Jauja monegasca mezclada con superioridad física y pillería porque se esmeró en evitar las contras azulgranas, el baloncesto al galope. Choques, tensión y algún rifirrafe expresado con Parker —se midió con Loyd y Diallo—, sobrexcitado en el Principado, algo extraño en alguien que podría jugar al póker porque no tuerce nunca el gesto. Pero ya se sabe que este Barça rinde mejor a mayor reto, que se recompone cuando nadie lo espera. Energía de Anderson, triples de Brizuela, tiros en suspensión de Punter y vuelta a las estrecheces, a dos puntos. Duró poco porque sin Vesely sobre el parqué no hay un pívot de garantías, perdida la fe de Peñarroya en Hernangómez y del equipo en Fall porque le bailaron como quisieron, ninguno como Jaiteh, gigante por momentos. Y con eso bastó para que el Mónaco volviera a sonreír, 49-40 al entreacto.

Ya no volvió el Barça a reconfigurarse, pálido ante la efervescencia de un rival intenso a más no poder en defensa y atinado en ataque. Un atropello al que los azulgrana no supieron poner remedio, incapaces de definir su baloncesto, de encontrar una rampa a la canasta contraria, al tiempo que se cargaban de personales y de argumentos para entender que el Mónaco es mejor equipo o, al menos, juega mejor sus armas. 80-64 con un episodio por contar, emborronado por la actitud de Blossomgame —provocador durante toda la noche— y Diallo, que se encararon con Anderson para jolgorio del público y desespero del Barcelona, que no sabe entrar en esas disputas. Para su infortunio, tampoco supo entrar en el partido, ya que todo lo combativo que estuvo de inició se tornó en anémico al final, ya sin la voluntad de defender, al punto que se sucedieron los mates y los festejos monegascos, la ebullición en un pabellón que, acorde a la ciudad, celebró el alardeo. Y también el triunfo. Alas para el conjunto de Spanoulis y otra bofetada sonora para el Barça, al que le queda una vida contra las tres oportunidades del Mónaco para llegar a la Final Four.

Lo mismo le sucede al Madrid, que comenzó de forma abrasiva, canasta a canasta, un juego de esmoquin y de equipo donde todos componían la misma partitura, al punto que lograron distanciarse de 13 puntos ante un rival que estaba grogui. Pero el Olympiacos, el mejor equipo en la primera fase, pronto se rehízo con Vezenkov, de nuevo el ala-pívot de dulce, y con Milutinov al frente, un remonte cimentado en el segundo acto para llegar con tablas al entreacto (38-38).

Después del zarandeo rival y del descanso, el Madrid recuperó el color y su baloncesto, más acorde a las últimas fechas, dirigido por Campazzo, agitado por Hezonja y Abalde desde la periferia, y punteado por Tavares. Otro estirón que, sin embargo, el Olympiacos, ahora con Fournier con la flecha verde para arriba -10 puntos en el cuarto- y con el aliento incesable de la caliente afición griega, pudo desbaratar para llegar al último capítulo (54-57) con el final de la historia por desenmarañar. Esa que contó que el Madrid perdió balones sin parar; esa que relató que en momentos calientes hay pocos jugadores como Vezenkov, que se mueve a cámara lenta pero saca los tiros con gatillo fácil y casi siempre con el chof como respuesta; esa que explicó la amplitud de armario del conjunto heleno, protagonistas Lee, Peters y Williams-Goss para poner cloroformo al intento de reacción liderado por Hezonja; y que constató que al equipo blanco le queda una vida y al Olympiacos tres.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad , así podrás añadir otro . Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jordi Quixano
Redactor de Deportes en EL PAÍS desde 2003. Licenciado en la Universidad Ramon Llull. Ha cubierto una Eurocopa, un Mundial y varias Vueltas a España, además de llevar durante años la información del Barcelona, también del Atlético y ahora de polideportivo.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_